Lo importante, recalcan los especialistas, es consumir chocolate oscuro, con altos porcentajes de cacao, en lugar de aquellos que contienen elevadas cantidades de grasas o azúcares añadidas.
No cabe duda de que el chocolate es una tentación irresistible en toda época del año y más aún en invierno con la llegada de los días fríos. Pero, ¿qué tan positivo es consumirlo durante la temporada? Para Ximena Rodríguez, directora de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Bernardo O’Higgins, lo fundamental a la hora de responder esta pregunta es distinguir entre los distintos tipos de chocolate, ya que “sus efectos positivos se logran cuando el cacao está presente en más del 60% del producto, que es el caso del chocolate oscuro. Es algo muy diferente a las golosinas que a veces consideramos chocolate, elaboradas a partir de grasas y azúcares, y que poseen un menor contenido de cacao”.
Así, si hablamos de chocolate oscuro, los impactos favorables para la salud de su consumo moderado son múltiples. Por una parte, se trata de un alimento con alto valor nutricional que aporta minerales como fósforo, calcio, hierro, además de vitaminas A y vitaminas del complejo B, que favorecen la circulación y transmisión de los impulsos nerviosos. “Además, ejerce efectos sobre la salud cardiovascular, evitando la oxidación del LDL, conocido como colesterol malo, y la obstrucción de las paredes vasculares, lo cual podría derivar en infartos o trombosis”, puntualiza Rodríguez.
Adicionalmente, la académica de la UBO destaca su poder antioxidante: “Los flavonoides, que están presentes en alta proporción, protegen a los tejidos del organismo del estrés oxidativo, contribuyendo a prevenir distintas enfermedades como las cardiovasculares y cerebrovasculares”. Junto con ello, comer chocolate en porciones medidas puede repercutir en el estado de ánimo, ya que que contiene triptófano, un aminoácido esencial que el cerebro utiliza para producir serotonina, también conocida como la «hormona de la felicidad». Un rol similar tiene la feniletilamina, pues se trata de un compuesto orgánico que produce el cerebro y provoca sensaciones similares a estar enamorados.
En este escenario, la experta enfatiza en la necesidad de informarse a la hora de elegir, leyendo detalladamente el etiquetado nutricional y los ingredientes. “Es clave, además de controlar las porciones, revisar los componentes ya que, por lo general, los chocolates que no son altos en cacao contienen azúcar, leche en polvo entera, emulsionantes y saborizantes”, advierte Rodríguez. El mismo llamado realizan desde Paccari, marca de origen ecuatoriano que cuenta con más de 45 variedades de productos con al menos 60% de cacao. “Comer rico y saludable es posible, siempre que elijamos de manera consciente e informada. Para eso hemos desarrollado una amplia línea con chocolates totalmente orgánicos, libres de lacteos, gluten, azúcar refinada y grasas saturadas”, comenta Santiago Peralta, fundador de la compañía que no sólo tiene barras que rescatan escencias latinoamericanas, sino también snacks, alternativas para repostería e incluso cereales y muesli para un buen desayuno.
En definitiva, el chocolate puede ser un buen compañero para las jornadas de invierno, siempre que se tomen ciertas consideraciones en torno a sus componentes, la calidad de los mismos y las cantidades a incluir en la ingesta diaria.