El oficio ha demostrado una notable capacidad de resiliencia y adaptación. Mantiene su enfoque en la calidad y el trabajo artesanal, mientras atiende las demandas del retail y la reutilización de prendas.

El Fast Fashion es un modelo de producción en la industria de la moda que se caracteriza por la fabricación rápida y masiva de ropa a bajo costo, donde grandes marcas del retail crean colecciones siguiendo las últimas tendencias para satisfacer la demanda de los clientes.

Este enfoque permite renovar el inventario constantemente, incentivando el consumo frecuente; sin embargo, ha sido criticado por su impacto ambiental, debido al uso de materiales de baja calidad y la generación de desechos, así como por prácticas laborales poco éticas en países con mano de obra barata. Actualmente, el fast fashion consume alrededor de 98 millones de toneladas anuales de recursos no renovables y aproximadamente 93 mil millones de metros cúbicos de agua, según cifras de Statista.

Por su parte, el 14 de octubre se celebra el Día Mundial de la Costurera, una efeméride que cobra cada vez más relevancia, por ofrecer una alternativa sostenible en un mundo dominado por esta tendencia.

En respuesta a esta realidad, la costura ha demostrado una notable capacidad de adaptación. Mantiene su enfoque en la calidad y el trabajo artesanal, mientras atiende las demandas del retail y la reutilización de prendas. Además, el oficio ha encontrado en las plataformas digitales una herramienta para llegar a más personas, quienes muestran cada vez más interés en confeccionar ropa propia y respetuosa con el medioambiente.

Amalia Valencia, diseñadora de vestuario y profesora de costura en Superprof, plataforma que conecta a más de 29 millones de profesores de diversas disciplinas con estudiantes de todas las edades, comenta que “la costura artesanal enfrenta el desafío de competir con un mercado saturado de prendas de bajo costo y rápida producción. Sin embargo, mis alumnas han aprendido a aprovechar prendas en desuso, dándoles una nueva vida. Muchas toman clases para confeccionar ropa a medida y crear piezas únicas, reutilizando materiales que de otro modo serían desechados».

En cuanto a la sostenibilidad, la costura artesanal ofrece una alternativa viable. En ese contexto, agrega que «de una prenda se puede crear otra nueva, y esto es algo cada vez más valorado por los consumidores. La tendencia hacia la moda sostenible está creciendo, y la creación de prendas hechas a mano, que combinan materiales y técnicas, ofrece una respuesta concreta al problema del desperdicio textil”.

Este renacimiento del oficio subraya que, en un mundo cada vez más consciente de los impactos ambientales de la moda, la costura artesanal sigue siendo una opción viable y valiosa para crear moda con propósito.