El académico Nelson Valdés de la Universidad Santo Tomás Santiago nos cuenta cómo identificar este tipo de personalidades que se caracterizan por su egocentrismo y necesidad de ser el centro de atención.
En redes sociales se habla mucho de las personas narcisistas, lo que ha provocado un caos entre los usuarios ya que muchos aseguran tener este trastorno sólo porque se identificaron con características que vieron en un video y sin el diagnóstico de un especialista. Sin embargo, ser narcisista va mucho más allá y por esto el académico Nelson Valdés, director del Doctorado en Estudios Psicológicos y Sociales del Bienestar de UST Santiago, entregó varios datos claves para reconocer a un narcisista.
Primero que todo, Valdés enfatizó en que cuando nos referimos al narcisismo, debemos comprender que nos referimos a un rasgo de personalidad y que, por lo tanto, va a encontrarse en un espectro. “Generalmente, es una etiqueta mal utilizada para referirse a las personas que parecen estar enfocadas en sí mismas. Sin embargo, es sabido que el rasgo narcisista se distribuye normalmente en la población, de modo que la mayoría de las personas tendemos a situarnos cerca del promedio, y sólo unos cuantos tienden a situarse en los extremos”, señaló.
En esta línea, Valdés agrega que “al ser un espectro, puede pasar que haya personas sanas con este rasgo y que en la mayoría de los casos las percibimos muy encantadoras a la primera impresión y luego, con el tiempo, los empezamos a encontrar extremadamente vanidosos», añadiendo que «una persona con rasgos narcisistas se presenta a sí misma con un exceso de autoestima. Sin embargo, en el fondo es alguien que tiene mucha necesidad de ser apreciada, valorada y admirada».
El académico agrega que una persona narcisista, patología que posee el 1% de la población, «necesita y exige ser el centro de atención, y le resulta imposible mostrar empatía hacia los demás, es egocéntrico y se cree merecedor de un trato especial». En este sentido, sostuvo que lo anterior no significa que tengan un trastorno patológico de la enfermedad ya que, para que se clasifique como tal, es necesario que estos rasgos afecten su funcionamiento diario, lo que logra observarse en conflictos a nivel interpersonal debido a la falta de empatía, la no aceptación de la crítica y a la sensación de grandiosidad que presentan.
¿Qué conductas podrían convertirme en narcisista?
A pesar de que todas las personas fuimos en extremo narcisistas durante la infancia, la tarea tarde o temprano es lograr salir de esta posición egocéntrica y comenzar a diferenciarse a sí mismos de los demás, señala Valdés. “Es importante aprender que los demás no forman parte de ellos mismos y que, por el contrario, siguen existiendo, aunque no los vean. Es relevante que el/la infanta aprenda que los demás tienen perspectivas, pensamientos, deseos, sentimientos y comportamientos diferentes a los suyos. Y es esto lo que permite que surja y empiece a desarrollarse la empatía», explicó.
«Las personas con rasgos narcisistas suelen buscar el control y la admiración, aunque eso signifique tener que caer en manipulaciones y conductas de explotación de los demás. Y tener este tipo de comportamiento es algo que les hace sentido, justamente porque están pensando y sintiendo infantilmente”. En esta línea, el profesional agrega que “lo peor que uno puede hacer es caer en discusiones con una persona con rasgos narcisistas, ya que la mayoría de las veces no lleva a ningún lado. Más acertado sería lograr establecer límites y procurar mantener una distancia emocional con esas personas”.
¿Tiene tratamiento?
El experto sostuvo que hay dos tipos de narcisismo: El grandioso y el vulnerable, y que, independiente de esto, resulta todo un reto el tratamiento, ya que suelen tener una actitud defensiva debido a su sensación de grandiosidad. Por lo mismo, es difícil que puedan reconocer sus problemas y vulnerabilidades con facilidad, aunque no imposible.
«Un buen tratamiento puede ayudarlas a aprender a desarrollar una forma de relacionarse consigo mismas y con los demás de manera más empática y compasiva. También los puede ayudar a encontrar alivio de la angustia inmediata, reconocer las estrategias de afrontamiento poco saludables que utilizan, resignificar las experiencias adversas de la infancia, aprender a empatizar primero consigo mismos y luego aprender a empatizar con los demás».