Por Elisa Grube, gerente de Marketing de The Body Shop Chile.

Cada 8 de marzo nos encontramos con un sinfín de mensajes que reducen esta fecha a una celebración. Se llenan las tiendas de ofertas y flores, como si bastara con un gesto efímero para honrar lo que realmente significa ser mujer en un mundo que aún no ha alcanzado la equidad. Pero esta fecha no es una conmemoración festiva, sino una oportunidad para recordar que la lucha sigue y que las mujeres siguen siendo agentes de cambio en la construcción de un futuro más justo.

A lo largo de la historia, han sido las mujeres quienes han levantado sus voces contra la desigualdad y han empujado los límites de lo que se consideraba posible. Han liderado movimientos, han defendido derechos y han desafiado estructuras que parecían inamovibles. No se trata solo de avanzar por nosotras mismas, sino de abrir camino para las que vendrán, porque cada paso que damos hoy es el cimiento de la libertad y la justicia de mañana.

En el ámbito empresarial, el compromiso con la equidad de género debe ir más allá de los discursos. Las compañías tienen una responsabilidad ética y social en la promoción de espacios donde la inclusión y la igualdad no sean solo valores declarados, sino principios que guíen sus acciones. Iniciativas que prioricen el empoderamiento femenino, desde el acceso a oportunidades laborales equitativas hasta el apoyo a comunidades lideradas por mujeres, generan un impacto real en la vida de muchas personas y contribuyen a transformar la sociedad desde su base.

La belleza, entendida en su sentido más profundo, también es un acto de justicia. No es un estándar impuesto ni una norma inalcanzable, sino la capacidad de expresar la propia identidad sin barreras ni condicionamientos. Es dignidad, es autenticidad y es el derecho de cada mujer a verse y sentirse bien consigo misma sin necesidad de encajar en moldes ajenos.

La industria cosmética debe cuestionar su rol en la reproducción de estereotipos y apostar por una narrativa que celebre la diversidad y fortalezca la autoestima. No basta con vender productos; es necesario brindar herramientas para que cada mujer se sienta segura y capaz de ocupar su espacio en el mundo.

El 8 de marzo no es un día de celebración, sino de reflexión y acción. Es una fecha que nos recuerda que la belleza no solo se encuentra en la estética, sino en la valentía de seguir avanzando hacia un futuro donde todas tengamos las mismas oportunidades. Porque un mundo más justo es, sin duda, un mundo más bello.