Beber agua no siempre es suficiente. Sin los electrolitos adecuados, tu cuerpo puede colapsar, y el riesgo es mayor de lo que imaginas. Descubre cómo hidratarte de manera inteligente y evitar consecuencias graves.
Jodi Vance, una prometedora culturista estadounidense de 20 años, falleció recientemente debido a complicaciones derivadas de una deshidratación severa. Su muerte ocurrió mientras asistía al Arnold Sports Festival en Columbus, Ohio, donde colapsó cerca del hotel Sonesta y, a pesar de los esfuerzos médicos, no pudo ser reanimada. Este trágico suceso resalta los riesgos asociados a prácticas peligrosas en el deporte competitivo y la importancia de una adecuada hidratación y supervisión médica.
Su muerte, como la de tantos otros, es una alerta de lo que puede ocurrir cuando el cuerpo pierde demasiados líquidos y electrolitos sin reponerlos correctamente. Porque sí, la deshidratación puede matar. Y lo peor es que muchas personas ni siquiera saben que están en riesgo.
No es solo agua, son electrolitos
La hidratación no se trata solo de tomar agua. “Somos seres eléctricos, y al igual que una batería de auto, necesitamos agua y minerales para funcionar. Sin estos, nuestro sistema colapsa. Cada vez que orinas, sudas o incluso lloras, pierdes sodio, potasio, calcio y magnesio, minerales esenciales para que tus músculos, nervios y cerebro operen correctamente”, advierte Pedro Grez, autor del Método que lleva su apellido y fundador de GREZ, la primera línea chilena de suplementos de etiqueta limpia.
La actriz Brooke Shields experimentó en carne propia los efectos de un desequilibrio extremo cuando, tratando de mantenerse saludable, bebió 5 litros de agua filtrada en un solo día y terminó en el hospital con una severa hiponatremia. Su cuerpo se estaba apagando porque, al no tener suficientes electrolitos, el agua diluyó el sodio en su sangre, causando una inflamación cerebral que pudo haber sido letal.
¿Por qué el agua filtrada no es suficiente?
Muchos creen que beber agua filtrada es la mejor opción, pero el problema es que este tipo de agua ha sido despojada de los minerales esenciales que nuestro cuerpo necesita. Consumirla en exceso puede causar el mismo efecto que sufrió Brooke Shields: una dilución peligrosa de los electrolitos en la sangre. En otras palabras, puedes estar bebiendo agua y, paradójicamente, deshidratándote al mismo tiempo.
Hay que tomar conciencia que no hace falta estar en el desierto para deshidratarse. Existen hábitos cotidianos que pueden estar secando tu cuerpo sin que lo notes:
– Café y alcohol: Son diuréticos, es decir, aumentan la producción de orina y aceleran la pérdida de electrolitos.
– Ejercicio sin reposición adecuada: Una hora de actividad intensa puede hacerte perder hasta 700 mg de sodio, además de potasio, calcio y magnesio.
– Dietas extremas: Comer bajo en sodio o hacer ayunos prolongados sin reposición adecuada de minerales puede alterar el equilibrio de líquidos.
– Ambientes secos y calurosos: Climas cálidos o el uso excesivo de aire acondicionado pueden aumentar la pérdida de agua sin que lo notes.
– Enfermedades o fiebre: Cuando el cuerpo lucha contra una infección, la pérdida de líquidos y electrolitos se intensifica.
Quiénes deben tener más precaución
Algunas personas corren más riesgo de deshidratación y deben prestar especial atención a su consumo de electrolitos:
– Deportistas: Sudar implica una gran pérdida de minerales.
– Niños y adultos mayores: Tienen menor capacidad para detectar la sed y reponer líquidos adecuadamente.
– Personas con enfermedades crónicas: Especialmente quienes padecen problemas renales, cardíacos o diabetes.
– Personas que trabajan al aire libre: Exposición prolongada al sol y esfuerzo físico aumentan la pérdida de agua y electrolitos.
¿Cómo evitar la deshidratación y sus riesgos?
“No basta con tomar agua, es imprescindible reponer electrolitos para mantener el equilibrio”, enfatiza Pedro Grez. Desde su expertise enumera algunos tips para evitar caer en el peligroso ciclo de deshidratación:
1. No bebas solo agua pura. Añade electrolitos naturales como sodio, potasio, magnesio y calcio a tu consumo diario, presentes en alimentos como agua de coco, sal de calidad, plátanos, frutos secos y verduras de hoja verde.
2. Atención a los síntomas. Si sientes fatiga, calambres, confusión mental o dolores de cabeza frecuentes, podrías estar perdiendo más electrolitos de los que repones.
3. Modera el café y el alcohol. No significa eliminarlos, pero sí compensar su efecto con una hidratación adecuada.
4. Repone minerales después del ejercicio. Un suplemento de calidad con sodio, potasio, magnesio y calcio puede marcar la diferencia. Para confirmarlo, lee las etiquetas.
5. Cuidado con el calor y el frío seco. En verano o en ambientes climatizados, toma suficiente líquido con electrolitos.
6. Escucha a tu cuerpo. La sed es una señal tardía de deshidratación. No esperes a sentirte mal para hidratarte correctamente.
La deshidratación grave no es un problema exclusivo de deportistas de alto rendimiento. Puede afectar a cualquiera y, como hemos visto, ser mortal. No juegues con tu salud: hidrátate con inteligencia, incluyendo siempre los minerales esenciales que tu cuerpo necesita para funcionar.