(Columna de opinión) Ciencia y Tecnología: Semillas Para el Futuro

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Por Marta González, CEO de THInkey

Este 10 de abril conmemoramos el Día Mundial de la Ciencia y la Tecnología, una fecha que nos invita a reflexionar sobre el rol transformador de estas disciplinas en la educación y en el desarrollo de una sociedad más justa, sostenible e inclusiva. Pero más allá de la conmemoración, lo importante es preguntarnos: ¿qué espíritu necesitamos hoy para que la ciencia florezca en nuestras salas de clases?

La curiosidad es el motor de todo aprendizaje y la experimentación es una habilidad innata del ser humano. Por eso, fomentar el pensamiento científico desde la primera infancia no es solo una opción, sino una necesidad. Los niños y niñas deben sentirse libres y seguros para explorar, preguntar, equivocarse y volver a intentar. La educación científica no puede seguir siendo un privilegio ni una actividad aislada en el currículum: debe ser parte del corazón del proceso educativo.

Los educadores, por su parte, requieren herramientas, formación y apoyo constante para encender esa chispa en sus estudiantes. No se trata solo de transmitir contenidos, sino de inspirar vocaciones y propósitos de vida, conectar la ciencia con los desafíos del mundo real y demostrar que la tecnología no reemplaza al ser humano, sino que lo potencia.

Hoy más que nunca necesitamos que la ciencia se presente en los espacios educativos de manera abierta, diversa y de calidad para todos y todas. Y para lograrlo, debemos trabajar juntos: instituciones, familias, escuelas y sociedad civil. Porque el futuro se construye con preguntas, con ideas, y con la firme convicción de que cada niño y niña tiene el derecho a imaginar, crear y transformar su mundo.