En medio del desafío de criar hijos y emprender en un mundo protagonizado por hombres, Marta González Cruz (THINKey) y Michelle Wolf (Mathland) lideran EdTechs con impacto social, rompiendo brechas de género y democratizando el acceso a la educación científica y matemática desde una mirada humana, flexible y resiliente.

Emprender es duro. Criar, aún más. Hacerlo todo a la vez no es imposible, pero sí una hazaña. Sin embargo, para Marta González Cruz (36), ingeniera agrónoma y madre de dos niños pequeños, y Michelle Wolf (47), ingeniera comercial y madre de dos adolescentes, el desafío se transformó en un motor para crear, educar e inspirar.

THINKey y Mathland son dos EdTechs chilenas fundadas por mujeres que no solo buscan revolucionar la forma en que niñas y niños aprenden, sino también demostrar que es posible conciliar la maternidad con el liderazgo en tecnología y educación.

THINKey es mi propósito de vida”, afirma Marta, quien junto a su hermano, Diego, crearon una metodología basada en experiencias científicas desde la infancia. “El emprendimiento nos permitió construir un estilo de trabajo flexible, para criar a nuestros hijos como soñamos”, dice. Hoy, la edtech desarrolla herramientas para acercar la ciencia y la tecnología a la niñez, rompiendo barreras de acceso desde una mirada lúdica e inclusiva.

“Creo que nuestro interés por enseñarle a niñas y niños nació porque cuando éramos adolescentes nació nuestro hermano Jeremías, y fue a él a quien le dedicábamos mucho tiempo de juego y aprendizaje científico. Ambos lo llevábamos a nuestros laboratorios en la universidad para que nos acompañara y aprendiera”, agrega Marta.

Además, la CEO de THINKey agradece el apoyo incondicional de su marido: “Él es una persona super buena, fuerte y centrada, él ha sido quien organizó también nuestra familia para que yo pudiera trabajar y avanzar con THINKey. Admiro mucho a las mamás que trabajan y crían solas, que no tienen redes de apoyo, porque es sumamente complejo. A veces una necesita un apoyo, un hombre bueno que esté ahí para darte la fuerza que necesitas para continuar cuando todo se pone complejo”, añade.

Más que números

Por su parte, Michelle Wolf, fundadora de Mathland, se propuso un objetivo claro: hacer que todos los niños y niñas se sintieran capaces de aprender matemáticas. “Vi cómo estudiantes recuperaban la confianza. Ahí entendí que mi propósito iba más allá de los números”, cuenta. Desde el núcleo de su hogar, lidera un equipo que personaliza el aprendizaje matemático con impacto directo en familias y comunidades.

“Siempre he sido una apasionada por la educación, especialmente por enseñar matemáticas de una forma significativa. Durante años hice clases a estudiantes con muchas dificultades, quería que todos los niños pudieran comprender las matemáticas, disfrutar el proceso y sentirse capaces. Así nació Mathland, con la intención de democratizar el aprendizaje personalizado y generar un verdadero impacto en familias y comunidades”, cuenta Michelle.

Para ella poder emprender significó estar para sus hijos cuando ellos más lo necesitaban: “Pude recibirlos después del colegio, llevarlos al médico o simplemente acompañarlos. Pero también implicó trabajar muchas veces cuando todos duermen o los fines de semana, porque en nuestro rubro donde trabajamos directamente con familias las demandas no tienen horario”, agrega.

El camino de emprender

Ambas coinciden en que el camino no ha sido fácil. La presión por cumplir múltiples roles, la falta de redes de apoyo y la inequidad de género en el ecosistema emprendedor son solo algunos de los desafíos. Sin embargo, la motivación se mantiene intacta: transformar la educación desde la raíz, desde el hogar, con sus hijos como inspiración.

Pero motivan e inspiran a otras mujeres a que se atrevan a emprender y sacar adelante sus ideas o proyectos. “Les diría a quienes están recién partiendo que sean resilientes, que es la herramienta número 1 para poder emprender. Que valoren el hecho de que uds son sus propias jefas, que no tienen que cumplir las exigencias de horarios como hay en muchos trabajos, por lo que puedes estar con tus hijos cuando más te necesiten. Además, que se rodeen de personas que les aporten, que les ayuden en medio de las dificultades, que tengan mentores y mentoras para aclarar sus ideas cuando estén en dificultades y que tengan amigas emprendedoras”, agrega Marta.

Asimismo, Michelle Wolf les recomienda que no intenten hacerlo solas y que se atrevan a pedir ayuda. “Deben aprender a disfrutar el proceso y que no se desesperen si algo no sale como esperaban. Emprender es como criar: tiene altos y bajos, pero te transforma. Además, es un ejemplo valioso para los hijos, que ven en ti a una mujer que lucha por sus sueños, que se cae y se levanta, y que cree en lo que hace”.

Y para todas aquellas que aún tienen dudas de emprender, Michelle agrega que “se atrevan. Hay muchas mujeres brillantes que no se lanzan por miedo o por dudar de sí mismas. El mundo necesita su mirada, su sensibilidad, su fuerza. La tecnología también necesita más diversidad para crear soluciones más humanas e inclusivas. Luchen por sus ideas, aunque parezcan pequeñas. Pidan ayuda. Formen redes. Se puede”.

Para Marta, fundadora de Thinkey, ser mamá le enseñó a tener paciencia, resiliencia y a soltar la perfección. “El mundo avanza a pasos agigantados, y es por ello que si eres mamá, tienes niños, quieres criarlos a tu modo, pero también te apasiona la tecnología, busca tu camino, fórmate, busca algo que te motive y te retribuya monetariamente”, finaliza.

Hoy, en un ecosistema de startups aún es en su mayoría liderado por hombres, estas mujeres abren camino para otras. Invitan a más madres a atreverse, a rodearse de redes, a pedir ayuda y a confiar en que sus ideas pueden cambiar el mundo.